Para Martín Esslin el teatro del absurdo es una vuelta a viejas tradiciones cuya novedad reside en la combinación de las mismas. Registra diversos antecedentes a lo largo de la historia, puntualizando particularmente la tradición del teatro puro –el circo, acróbatas, prestidigitadores, los mimos, bufos-, las payasadas –salidas cómicas, diálogos incoherentes-, y la literatura onírica y fantástica. Estas divisiones se combinan entre sí. En cuanto a teatro puro se destaca su actitud antiliteraria, un retorno a las formas no verbales primitivas, como el uso del ritual en Genet o la proliferación de objetos en Ionesco. El mimo, de origen muy remoto, es una de las formas del teatro popular que coexistió con la tragedia clásica y la comedia. Reich trazó su sucesión desde el mimo latino pasando por la comedia de arte italiana y los clowns de Shakespeare. El mimo contenía elementos de sueño y alucinación, y se mezclaban en él temas elevados y groseros. Esta tradición aparece en las farsas de la literatura medieval francesa, y el bufón de la corte es un descendiente. En la comedia del arte italiana, muchos de los lazzi tienen gran parecido con el mimo. La tradición de la comedia del arte se mantuvo viva en Inglaterra hasta el siglo XIX por la arlequinada, y otros elementos de la arlequinada se fundieron en la tradición del music-hall inglés, diálogos cruzados y canciones cómicas. Luego, la técnica de payaso y la danza acrobática del music-hall influyen en el cine mudo y sus comedias grotescas. La comedia cinematográfica muda es una influencia importante del teatro del absurdo: muestra un mundo carente de significación y en movimiento constante. Con la llegada del sonido, el nexo entre la comedia del arte y el vaudeville son los hermanos Marx. La tradición de la comedia del arte también se manifiesta luego en varias formas, como en el teatro de marionetas y, a nivel más literario, en la obra del alemán Buchner. En la literatura el antecedente más importante es la tradición del non sense verbal, tanto en verso como en prosa. Rebelais incluye la libertad de crear nuevos conceptos o nuevos mundos imaginarios. Esta literatura ha significado una liberación de las cadenas de la lógica. Un ejemplo son las canciones infantiles: las canciones de cuna de todos los países ofrecen ejemplos de versos sin sentido. Lear y Caroll son grandes inventores de criaturas inexistentes en un universo librado de los impedimentos de la lógica. También grandes escritores serios como Hugo o Keats escribieron versos sin sentido. Hay también un non sense que se basa más en una contracción que en la expansión de los límites del lenguaje: el empleo satírico de los clichés, cuyo pionero fue Flaubert con compuso un diccionario, y fue seguido por Joyce. Otro antecedente del teatro del absurdo es el uso de las formas míticas, alegóricas y oníricas del pensamiento, proyección de realidades psicológicas en términos concretos. La literatura de los sueños siempre estuvo ligada a lo alegórico, el pensamiento simbólico es una característica de los sueños, y los sueños están relacionados con los mitos. La Divina Comedia de Dante y las visiones proféticas de William Blake son sueños alegóricos. Por su parte, en el teatro, es difícil dividir la representación poética de la realidad con la apertura a un mundo de sueños. El sueño de una noche de verano trata de sueños, pero al mismo tiempo toda la obra parece un sueño. La crueldad de las obras barrocas son pesadillas de sufrimiento. Las historias de Kafka son descripciones minuciosas de pesadillas obsesiones. Con la decadencia de la alegoría empieza d ominar el elemento fantástico como en Los viajes de Gulliver o las novelas góticas de Walpole. En la obra de Joyce se observa como antecedente la preocupación por el lenguaje, el intento de penetrar en un nivel más profundo de la mente cercano al subconsciente. Un gran precursor del teatro del absurdo fue la representación de Ubú Rey de Jarry, quién creó una figura mítica en un mundo de imágenes arquetípicas grotescas. Jarry creo la patafísica, una ciencia de las soluciones imaginarias que, en su acercamiento subjetivista anticipa la tendencia del teatro del absurdo de expresar estados psicológicos objetivados en el escenario. Luego le seguirá Apollinaire con Les Mamelles de Tirésias, el surrealismo, el movimiento Dada, la obra de Goll -quien declaraba que el dramaturgo debe ir más allá de la superficie de la realidad, y el teatro debe asustar al burgués y convertirlo en un niño- la primera época de Bretch, Vitrac, Artaud –su declamación apasionada por una vuelta a los mitos y la magia, el teatro de la crueldad, el teatro tiene como fin lo que el lenguaje es incapaz de transmitir en palabras-.
jueves, 6 de diciembre de 2007
Antecedentes del teatro del absurdo.
Para Martín Esslin el teatro del absurdo es una vuelta a viejas tradiciones cuya novedad reside en la combinación de las mismas. Registra diversos antecedentes a lo largo de la historia, puntualizando particularmente la tradición del teatro puro –el circo, acróbatas, prestidigitadores, los mimos, bufos-, las payasadas –salidas cómicas, diálogos incoherentes-, y la literatura onírica y fantástica. Estas divisiones se combinan entre sí. En cuanto a teatro puro se destaca su actitud antiliteraria, un retorno a las formas no verbales primitivas, como el uso del ritual en Genet o la proliferación de objetos en Ionesco. El mimo, de origen muy remoto, es una de las formas del teatro popular que coexistió con la tragedia clásica y la comedia. Reich trazó su sucesión desde el mimo latino pasando por la comedia de arte italiana y los clowns de Shakespeare. El mimo contenía elementos de sueño y alucinación, y se mezclaban en él temas elevados y groseros. Esta tradición aparece en las farsas de la literatura medieval francesa, y el bufón de la corte es un descendiente. En la comedia del arte italiana, muchos de los lazzi tienen gran parecido con el mimo. La tradición de la comedia del arte se mantuvo viva en Inglaterra hasta el siglo XIX por la arlequinada, y otros elementos de la arlequinada se fundieron en la tradición del music-hall inglés, diálogos cruzados y canciones cómicas. Luego, la técnica de payaso y la danza acrobática del music-hall influyen en el cine mudo y sus comedias grotescas. La comedia cinematográfica muda es una influencia importante del teatro del absurdo: muestra un mundo carente de significación y en movimiento constante. Con la llegada del sonido, el nexo entre la comedia del arte y el vaudeville son los hermanos Marx. La tradición de la comedia del arte también se manifiesta luego en varias formas, como en el teatro de marionetas y, a nivel más literario, en la obra del alemán Buchner. En la literatura el antecedente más importante es la tradición del non sense verbal, tanto en verso como en prosa. Rebelais incluye la libertad de crear nuevos conceptos o nuevos mundos imaginarios. Esta literatura ha significado una liberación de las cadenas de la lógica. Un ejemplo son las canciones infantiles: las canciones de cuna de todos los países ofrecen ejemplos de versos sin sentido. Lear y Caroll son grandes inventores de criaturas inexistentes en un universo librado de los impedimentos de la lógica. También grandes escritores serios como Hugo o Keats escribieron versos sin sentido. Hay también un non sense que se basa más en una contracción que en la expansión de los límites del lenguaje: el empleo satírico de los clichés, cuyo pionero fue Flaubert con compuso un diccionario, y fue seguido por Joyce. Otro antecedente del teatro del absurdo es el uso de las formas míticas, alegóricas y oníricas del pensamiento, proyección de realidades psicológicas en términos concretos. La literatura de los sueños siempre estuvo ligada a lo alegórico, el pensamiento simbólico es una característica de los sueños, y los sueños están relacionados con los mitos. La Divina Comedia de Dante y las visiones proféticas de William Blake son sueños alegóricos. Por su parte, en el teatro, es difícil dividir la representación poética de la realidad con la apertura a un mundo de sueños. El sueño de una noche de verano trata de sueños, pero al mismo tiempo toda la obra parece un sueño. La crueldad de las obras barrocas son pesadillas de sufrimiento. Las historias de Kafka son descripciones minuciosas de pesadillas obsesiones. Con la decadencia de la alegoría empieza d ominar el elemento fantástico como en Los viajes de Gulliver o las novelas góticas de Walpole. En la obra de Joyce se observa como antecedente la preocupación por el lenguaje, el intento de penetrar en un nivel más profundo de la mente cercano al subconsciente. Un gran precursor del teatro del absurdo fue la representación de Ubú Rey de Jarry, quién creó una figura mítica en un mundo de imágenes arquetípicas grotescas. Jarry creo la patafísica, una ciencia de las soluciones imaginarias que, en su acercamiento subjetivista anticipa la tendencia del teatro del absurdo de expresar estados psicológicos objetivados en el escenario. Luego le seguirá Apollinaire con Les Mamelles de Tirésias, el surrealismo, el movimiento Dada, la obra de Goll -quien declaraba que el dramaturgo debe ir más allá de la superficie de la realidad, y el teatro debe asustar al burgués y convertirlo en un niño- la primera época de Bretch, Vitrac, Artaud –su declamación apasionada por una vuelta a los mitos y la magia, el teatro de la crueldad, el teatro tiene como fin lo que el lenguaje es incapaz de transmitir en palabras-.
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