EL UNIVERSALISMO
Ya en los orígenes de la historia de la lingüística pueden rastrearse dos posturas encontradas que consisten en el empirismo y en el racionalismo.
Una de las primeras controversias importantes tuvo lugar entre los gramáticos alejandrinos griegos y los estoicos; mientras que los alejandrinos eran estrictamente empíricos, los estoicos consideraban a la lengua desde una inclinación racionalista que incluía el saber lingüístico como una parte de la filosofía. El criterio empirista se opone aquí al criterio especulativo. La noción del universalismo en la lingüística fue un legado de la lingüística especulativa. Por ejemplo, a partir de la expansión del Islam, Europa tuvo que considerar al Árabe y al Hebreo, y a pesar de las diferencias tipológicas, los gramáticos especulativos no dudaron de que las capacidades y operaciones de la mente humana eran iguales en todos los hombres, y el lenguaje es por esencia el mismo considerándose las diferencias como accidentes. La controversia entre un criterio empirista y un criterio mentalista se mantuvo vigente a lo largo de los siglos. Por ejemplo, la controversia entre los estoicos y los alejandrinos puede proyectarse en el siglo XX en los criterios antitéticos de Blomfield y Chomsky.
En el siglo XIX el descubrimiento del sánscrito fue propicio al desarrollo de la lingüística histórica, la cual se identificaba con la tendencia empírica-observacional, en contraposición a una gramática filosófica universalista. A su vez, Saussure es el fundador del estructuralismo que ubica el estudio de la lengua en la dimensión sincrónica. No es asombroso que Saussure, al oponerse a una escuela que seguía un criterio emparentado con el empirismo, haya sido uno de los precursores del universalismo lingüístico en el siglo XX. Antes de comentar a Chomsky que analiza el lenguaje a partir de sus características universales en términos absolutos, pueden rastrearse dentro del estructuralismo aproximaciones al universalismo en dos autores influenciados por Saussure: Hjelmslev y Trubetzkoy.
La propuesta de Hjelmslev parte de una reformulación del estructuralismo saussuriano, reafirmando la concepción de la lengua como un sistema de formas puras. Hjelmslev considera que la descripción de la lengua debe ser análoga a la de un sistema matemático, y se ocupa de abstraer todos los aspectos formales del sistema para apartar los sustanciales. De aquí surge la noción de esquema como sustitución de la noción saussuriana de lengua, y el uso como sustitución de la noción saussuriana de habla. El esquema es la lengua considerada como forma pura y el uso como conjunto de hábitos. Para la lengua en su manifestación material utiliza el concepto de norma, pero se trata de una abstracción conceptual innecesaria dado que la materialidad ya está en el uso. Para el habla utiliza el concepto de acto. El esquema es la concepción de la lengua en términos de una virtualidad absoluta, y esta virtualidad es lo que implica en Hjemslev un elemento de universalidad comparable a Chomsky dentro de los límites del estructuralismo. Esta virtualidad de la lengua considerada como esquema se hace efectiva a partir de su posibilidad de transformarse en un conjunto de hábitos para una comunidad determinada. Es decir, más allá de las lenguas particulares, el esquema contiene la posibilidad de las realizaciones de todos los sistemas lingüísticos del mundo.
Dentro del estructuralismo pueden hallarse otros elementos de universalismo en Troubetzkoy, quien llevó a la práctica los principios saussureanos de sistema y de valor y en base a ellos describió el funcionamiento del sistema fonológico. La distinción que hizo Saussure entre el sonido material y el significante incorporal junto a la noción de valor sirvió de base para que Troubetzkoy defina el fonema como una unidad abstracta del sistema fonológico, estableciendo la división entre la fonética y la fonología. La noción saussureana de la lengua como un sistema de signos se entiende aquí como un sistema de relaciones funcionales, y la función implica el carácter opositivo de cada elemento con respecto a los demás elementos del sistema. En el sistema fonológico una función distintiva se desempeña a partir de una particularidad fónica que se opone a otra particularidad fónica, por ejemplo, la oposición sonoridad-sordez. Por lo tanto, se define al fonema en tanto elemento abstracto del sistema fonológico como un conjunto de rasgos distintivos. En “Los conceptos del lenguaje” Chomsky considera la teoría fenológica de los rasgos distintivos como una contribución significativa a la gramática universal. Esto se debe a que dicha teoría postula un inventario fijo de elementos con el cual se pueden construir los sistemas fonológicos de todas las lenguas del mundo. También, en “Aspectos de la teoría de la sintaxis”, considera esta teoría fonológica como una aserción sobre los universales sustantivos en cuanto al componente fonológico de una gramática generativa. En “La fonología actual en fonología y morfología” Troubetzkoy dice que la fonología no debe limitarse a considerar los fonemas como meros miembros de un sistema sino describir concretamente estos sistemas y estudiar las leyes fonológicas. Y la investigación de estas leyes supone el estudio comparado de los sistemas fonológicos de todas las lenguas del mundo. Por lo tanto se celebra la tendencia de sustituir el atomismo por el estructuralismo y el individualismo por el universalismo.
Si bien en el estructuralismo hay elementos universalistas, la verdadera teoría lingüística que aporta la perspectiva universalista del lenguaje se halla en la gramática generativa de Noam Chomsky. Puede decirse que Chomsky comparte con el estructuralismo el método mentalista, pero se da en su teoría un cambio de perspectiva.
Mientras que para Saussure la lengua es el producto social de la facultad del lenguaje, para chomsky no es un producto social sino una producción individual de una facultad lingüística que se halla en el ser humano de manera innata. La diferencia con el estructuralismo podría plantearse en términos de lo que Chomsky llama adecuación explicativa.
Al contrario del estructuralismo, que considera a la lengua como algo dado y luego pasa a describir sus elementos, Chomsky pretende no sólo describirlos sino explicar cómo es que se producen. Esto implica una teoría que de cuenta de la manera en la que el lenguaje es adquirido en el ser humano, pregunta que el estructuralismo europeo pasa por alto. En Aspectos de la teoría de la sintaxis Chomsky escribe que una teoría lingüística satisface la adecuación explicativa en tanto acierta a seleccionar una gramática descriptivamente adecuada sobre la base de datos lingüísticos primarios. Esto implica construir un modelo que explique el proceso de adquisición efectivo de una lengua determinada. Por lo tanto, no se trata solamente de describir y analizar lo que el hablante oyente produce por ejemplo como haría Hjelmslev; además hay que explicar cómo es que llega a producirlo. El núcleo teórico de esta adecuación explicativa parte de lo que Chomsky define como gramática universal. Observé al principio que antiguamente los gramáticos especulativos consideraban que las capacidades y operaciones de la mente humana son iguales en todos los hombres: Chomsky adhiere a este principio considerando que la facultad lingüística es una facultad particular del ser humano que posee de manera innata por su dotación genética. Por lo tanto hay en el hemisferio izquierdo del cerebro un módulo en el que se encuentra la propiedad del lenguaje. Chomsky utiliza la expresión mente-cerebro lo cual implica que, en oposición absoluta al conductismo de Bloomfield, la gramática generativa opera sobre niveles no observables. Por lo tanto, el criterio universalista de Chomsky está determinado por la creencia en esta determinación biológica propia de la especie, y la noción de gramática universal se deriva de este supuesto: la gramática universal se entiende como un conjunto de reglas básicas para todas las lenguas del mundo. Es un teoría de la estructura lingüística que pretende descubrir el sistema de principios y parámetros comunes a las lenguas humanas conocidas. La gramática universal se proyecta en el individuo en otra noción que en El conocimiento del lenguaje como objeto de investigación Chomsky define como la lengua interiorizada. Consiste en una estructura que el hablante-oyente adquiere a partir de un estado inicial propio de la facultad lingüística innata que se convierte en un estado estable a partir de una experiencia apropiada. La lengua interiorizada se opone a la lengua exteriorizada que serían las idealizaciones de los enfoques científicos que construyen una lengua concebida fuera de las propiedades de la mente-cerebro del individuo. La gramática generativa constituye el desplazamiento de la lengua exteriorizada hacia la lengua interiorizada. Este desplazamiento implica ubicar a la lingüística en el ámbito de las ciencias naturales y de las teorías científicas: al contrario de la lengua exteriorizada que es un artificio, el estado inicial y el estado estable son aspectos del mundo físico de las mentes-cerebros particulares.
Dado que la gramática generativa se propone dar cuenta de cómo un hablante oyente produce oraciones bien formadas, el elemento central pasa por la sintaxis. Chomsky critica a las gramáticas estructurales por dejar inexpresadas las regularidades básicas de la lengua. Si bien poseen listas explícitas de las excepciones, en cuanto a los procesos sintácticos regulares sólo dan ejemplos y sugerencias. Aquí es donde Chomsky da cuenta de términos como el de gramaticalidad, una noción que el estructuralismo no cuestiona porque en su método descriptivo se limita a trabajar sobre un corpus de expresiones que considera gramaticales. Pero al plantear la noción de gramaticalidad, Chomsky presenta la posibilidad de la agramaticalidad y esto implica explicar cómo es que se llegan a producir cadenas gramaticales frente a las agramaticales. A través de distintos modelos que pretenden adquirir la adecuación explicativa Chomski explica la manera en que un hablante oyente ideal utiliza su competencia lingüística para producir cadenas bien formadas. El proyecto de mayor adecuación explicativa es el modelo de principios y parámetros de 1981, donde la noción de gramática como sistema de reglas es sustituido por un sistema computacional de principios parametrizados. . Los principios son condiciones de buena formación de oraciones, y tienen validez universal. Los parámetros son las variaciones sistemáticas asociadas a los principios como opciones disponibles. La lengua interiorizada sería en este modelo ese conjunto de principios parametrizados. Si bien los modelos se van modificando en busca de mayor adecuación explicativa, la lingüística de Chomsky no abandona nunca la afirmación de que el lenguaje es una propiedad innata de la dotación genética humana, y las lenguas particulares consisten en una proyección de estas leyes universales características de la especie.
Ya en los orígenes de la historia de la lingüística pueden rastrearse dos posturas encontradas que consisten en el empirismo y en el racionalismo.
Una de las primeras controversias importantes tuvo lugar entre los gramáticos alejandrinos griegos y los estoicos; mientras que los alejandrinos eran estrictamente empíricos, los estoicos consideraban a la lengua desde una inclinación racionalista que incluía el saber lingüístico como una parte de la filosofía. El criterio empirista se opone aquí al criterio especulativo. La noción del universalismo en la lingüística fue un legado de la lingüística especulativa. Por ejemplo, a partir de la expansión del Islam, Europa tuvo que considerar al Árabe y al Hebreo, y a pesar de las diferencias tipológicas, los gramáticos especulativos no dudaron de que las capacidades y operaciones de la mente humana eran iguales en todos los hombres, y el lenguaje es por esencia el mismo considerándose las diferencias como accidentes. La controversia entre un criterio empirista y un criterio mentalista se mantuvo vigente a lo largo de los siglos. Por ejemplo, la controversia entre los estoicos y los alejandrinos puede proyectarse en el siglo XX en los criterios antitéticos de Blomfield y Chomsky.
En el siglo XIX el descubrimiento del sánscrito fue propicio al desarrollo de la lingüística histórica, la cual se identificaba con la tendencia empírica-observacional, en contraposición a una gramática filosófica universalista. A su vez, Saussure es el fundador del estructuralismo que ubica el estudio de la lengua en la dimensión sincrónica. No es asombroso que Saussure, al oponerse a una escuela que seguía un criterio emparentado con el empirismo, haya sido uno de los precursores del universalismo lingüístico en el siglo XX. Antes de comentar a Chomsky que analiza el lenguaje a partir de sus características universales en términos absolutos, pueden rastrearse dentro del estructuralismo aproximaciones al universalismo en dos autores influenciados por Saussure: Hjelmslev y Trubetzkoy.
La propuesta de Hjelmslev parte de una reformulación del estructuralismo saussuriano, reafirmando la concepción de la lengua como un sistema de formas puras. Hjelmslev considera que la descripción de la lengua debe ser análoga a la de un sistema matemático, y se ocupa de abstraer todos los aspectos formales del sistema para apartar los sustanciales. De aquí surge la noción de esquema como sustitución de la noción saussuriana de lengua, y el uso como sustitución de la noción saussuriana de habla. El esquema es la lengua considerada como forma pura y el uso como conjunto de hábitos. Para la lengua en su manifestación material utiliza el concepto de norma, pero se trata de una abstracción conceptual innecesaria dado que la materialidad ya está en el uso. Para el habla utiliza el concepto de acto. El esquema es la concepción de la lengua en términos de una virtualidad absoluta, y esta virtualidad es lo que implica en Hjemslev un elemento de universalidad comparable a Chomsky dentro de los límites del estructuralismo. Esta virtualidad de la lengua considerada como esquema se hace efectiva a partir de su posibilidad de transformarse en un conjunto de hábitos para una comunidad determinada. Es decir, más allá de las lenguas particulares, el esquema contiene la posibilidad de las realizaciones de todos los sistemas lingüísticos del mundo.
Dentro del estructuralismo pueden hallarse otros elementos de universalismo en Troubetzkoy, quien llevó a la práctica los principios saussureanos de sistema y de valor y en base a ellos describió el funcionamiento del sistema fonológico. La distinción que hizo Saussure entre el sonido material y el significante incorporal junto a la noción de valor sirvió de base para que Troubetzkoy defina el fonema como una unidad abstracta del sistema fonológico, estableciendo la división entre la fonética y la fonología. La noción saussureana de la lengua como un sistema de signos se entiende aquí como un sistema de relaciones funcionales, y la función implica el carácter opositivo de cada elemento con respecto a los demás elementos del sistema. En el sistema fonológico una función distintiva se desempeña a partir de una particularidad fónica que se opone a otra particularidad fónica, por ejemplo, la oposición sonoridad-sordez. Por lo tanto, se define al fonema en tanto elemento abstracto del sistema fonológico como un conjunto de rasgos distintivos. En “Los conceptos del lenguaje” Chomsky considera la teoría fenológica de los rasgos distintivos como una contribución significativa a la gramática universal. Esto se debe a que dicha teoría postula un inventario fijo de elementos con el cual se pueden construir los sistemas fonológicos de todas las lenguas del mundo. También, en “Aspectos de la teoría de la sintaxis”, considera esta teoría fonológica como una aserción sobre los universales sustantivos en cuanto al componente fonológico de una gramática generativa. En “La fonología actual en fonología y morfología” Troubetzkoy dice que la fonología no debe limitarse a considerar los fonemas como meros miembros de un sistema sino describir concretamente estos sistemas y estudiar las leyes fonológicas. Y la investigación de estas leyes supone el estudio comparado de los sistemas fonológicos de todas las lenguas del mundo. Por lo tanto se celebra la tendencia de sustituir el atomismo por el estructuralismo y el individualismo por el universalismo.
Si bien en el estructuralismo hay elementos universalistas, la verdadera teoría lingüística que aporta la perspectiva universalista del lenguaje se halla en la gramática generativa de Noam Chomsky. Puede decirse que Chomsky comparte con el estructuralismo el método mentalista, pero se da en su teoría un cambio de perspectiva.
Mientras que para Saussure la lengua es el producto social de la facultad del lenguaje, para chomsky no es un producto social sino una producción individual de una facultad lingüística que se halla en el ser humano de manera innata. La diferencia con el estructuralismo podría plantearse en términos de lo que Chomsky llama adecuación explicativa.
Al contrario del estructuralismo, que considera a la lengua como algo dado y luego pasa a describir sus elementos, Chomsky pretende no sólo describirlos sino explicar cómo es que se producen. Esto implica una teoría que de cuenta de la manera en la que el lenguaje es adquirido en el ser humano, pregunta que el estructuralismo europeo pasa por alto. En Aspectos de la teoría de la sintaxis Chomsky escribe que una teoría lingüística satisface la adecuación explicativa en tanto acierta a seleccionar una gramática descriptivamente adecuada sobre la base de datos lingüísticos primarios. Esto implica construir un modelo que explique el proceso de adquisición efectivo de una lengua determinada. Por lo tanto, no se trata solamente de describir y analizar lo que el hablante oyente produce por ejemplo como haría Hjelmslev; además hay que explicar cómo es que llega a producirlo. El núcleo teórico de esta adecuación explicativa parte de lo que Chomsky define como gramática universal. Observé al principio que antiguamente los gramáticos especulativos consideraban que las capacidades y operaciones de la mente humana son iguales en todos los hombres: Chomsky adhiere a este principio considerando que la facultad lingüística es una facultad particular del ser humano que posee de manera innata por su dotación genética. Por lo tanto hay en el hemisferio izquierdo del cerebro un módulo en el que se encuentra la propiedad del lenguaje. Chomsky utiliza la expresión mente-cerebro lo cual implica que, en oposición absoluta al conductismo de Bloomfield, la gramática generativa opera sobre niveles no observables. Por lo tanto, el criterio universalista de Chomsky está determinado por la creencia en esta determinación biológica propia de la especie, y la noción de gramática universal se deriva de este supuesto: la gramática universal se entiende como un conjunto de reglas básicas para todas las lenguas del mundo. Es un teoría de la estructura lingüística que pretende descubrir el sistema de principios y parámetros comunes a las lenguas humanas conocidas. La gramática universal se proyecta en el individuo en otra noción que en El conocimiento del lenguaje como objeto de investigación Chomsky define como la lengua interiorizada. Consiste en una estructura que el hablante-oyente adquiere a partir de un estado inicial propio de la facultad lingüística innata que se convierte en un estado estable a partir de una experiencia apropiada. La lengua interiorizada se opone a la lengua exteriorizada que serían las idealizaciones de los enfoques científicos que construyen una lengua concebida fuera de las propiedades de la mente-cerebro del individuo. La gramática generativa constituye el desplazamiento de la lengua exteriorizada hacia la lengua interiorizada. Este desplazamiento implica ubicar a la lingüística en el ámbito de las ciencias naturales y de las teorías científicas: al contrario de la lengua exteriorizada que es un artificio, el estado inicial y el estado estable son aspectos del mundo físico de las mentes-cerebros particulares.
Dado que la gramática generativa se propone dar cuenta de cómo un hablante oyente produce oraciones bien formadas, el elemento central pasa por la sintaxis. Chomsky critica a las gramáticas estructurales por dejar inexpresadas las regularidades básicas de la lengua. Si bien poseen listas explícitas de las excepciones, en cuanto a los procesos sintácticos regulares sólo dan ejemplos y sugerencias. Aquí es donde Chomsky da cuenta de términos como el de gramaticalidad, una noción que el estructuralismo no cuestiona porque en su método descriptivo se limita a trabajar sobre un corpus de expresiones que considera gramaticales. Pero al plantear la noción de gramaticalidad, Chomsky presenta la posibilidad de la agramaticalidad y esto implica explicar cómo es que se llegan a producir cadenas gramaticales frente a las agramaticales. A través de distintos modelos que pretenden adquirir la adecuación explicativa Chomski explica la manera en que un hablante oyente ideal utiliza su competencia lingüística para producir cadenas bien formadas. El proyecto de mayor adecuación explicativa es el modelo de principios y parámetros de 1981, donde la noción de gramática como sistema de reglas es sustituido por un sistema computacional de principios parametrizados. . Los principios son condiciones de buena formación de oraciones, y tienen validez universal. Los parámetros son las variaciones sistemáticas asociadas a los principios como opciones disponibles. La lengua interiorizada sería en este modelo ese conjunto de principios parametrizados. Si bien los modelos se van modificando en busca de mayor adecuación explicativa, la lingüística de Chomsky no abandona nunca la afirmación de que el lenguaje es una propiedad innata de la dotación genética humana, y las lenguas particulares consisten en una proyección de estas leyes universales características de la especie.
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