jueves, 6 de diciembre de 2007

Tartufo y el justo medio: exceso, secreto y confianza.



Llegando al límite del repudio hacia toda especialización, el ideal social de la época de Moliere plasmado en el modelo del honnete homme se basaba fundamentalmente en la compostura, un carácter templado que exigía el término medio en contraposición a los excesos. Por este motivo Goldmann observa la rareza de que el mismo público de Moliere haya contribuido al teatro de Racine. En efecto, sin desmedro del contenido crítico de la obra de Moliere, hay en sus comedias una adaptación al ideal de la época. La mirada crítica podría verse en el tratamiento bufo al que sin precedentes son sometidos personajes de condición social respetable, pero al mismo tiempo Moliere denuncia la incompostura de esos caracteres que implican un exceso: el demasiado virtuoso, el demasiado avaro, el demasiado devoto. De este modo, El Tartufo es una exposición del vicio que puede deberse al exceso, a la falta de mesura que afecta la integridad del hombre en todos su aspectos, tanto materiales como morales. El problema del justo medio se ubica en la dialéctica Cleanto-Orgón. Orgon es el que cae en los extremos y Cleanto personifica el decoro. En esta pieza el exceso es el lugar mismo del vicio y de la hipocresía: Tartufo, quién reprocha a Orgón haber matado una pulga durante las oraciones, es reiteradamente delatado por sus excesos religiosos por los demás personajes; ante sus exagerados cumplidos Elvira le responde que eso “es llevar bien lejos la caridad cristiana”. Orgón cae en la trampa y termina adquiriendo él mismo una conducta desmesurada que lo pone al borde de la ruina. Su conducta excesiva se traduce fundamentalmente en la confianza que deposita en Tartufo dejándolo a cargo de su hogar. Su falta de temple hace que no advierta el amor de Tartufo por su esposa, echa de casa a su hijo, entrega sus bienes y finalmente se ve comprometido en su honor: viola su secreto. El cofre, de papeles comprometedores, gran responsabilidad de Orgón, se halla en peligro por culpa de su credulidad ilimitada. El secreto del cofre, símbolo de responsabilidad y compromiso, se pone en riesgo por la falta de mesura. Orgón ha caído en el exceso, y es su cuñado Cleanto quién encarna el ideal de compostura y trata de transmitírselo: “no arriesgeis nunca en exceso vuestra estima y permaneced siempre para ello en el justo medio”. Finalmente el Señor Leal hace justicia: los vicios son castigados, Tartufo es detenido y Orgón, el personaje que encarna el error, acaba por aprender la lección de mesura. Esto es lo que justifica el prefacio de Moliere quién aclara la ética de su comedia y defiende su uso como un medio de “rectificar y templar las pasiones de los hombres”.

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